Existe una creencia popular acerca de la correlación entre la orientación sexual y el estatus socioeconómico. Según este «mito», las personas lesbianas, gays y bisexuales (LGB) son más ricas y educadas que la población general.

El psicólogo McGarrity (2014) realizó un estudio acerca de la salud y el estrés de las personas lesbianas, gays y bisexuales, y su relación con el estatus socioeconómico («Socioeconomic Status as Context for Minority Stress and Health Disparities Among Lesbian, Gay, and Bisexual Individuals«).

 
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Orientación sexual y riqueza

La primera conclusión a la que llegó fue que el mito de la riqueza gay es inexacto. Si bien es cierto que los niveles de educación suelen ser más altos para las personas LGB, esto no conlleva unos mayores ingresos para estas personas o familias LGB. Existe tanta diversidad en las características socioeconómicas (empleos, ocupaciones) de las personas gays y lesbianas como de los heterosexuales.

Orientación sexual y estrés

En cuanto a la relación entre la orientación sexual y los ingresos socioeconómicos, el estudio de McGarrity encontró que los homosexuales de un nivel socioeconómico más bajo pueden residir en un ambiente más hostil que los heterosexuales, encontrando más aislamiento y conductas de riesgo para la salud. Estas circunstancias generan más estrés en las personas homosexuales de un nivel socioeconómico bajo («gays pobres») que su equivalente en personas heterosexuales.

Específicamente, los individuos de bajo nivel económico pueden ser psicológicamente y fisiológicamente más vulnerables a los efectos negativos de la discriminación en la salud y vulnerables a los efectos negativos de la divulgación de la orientación sexual en la salud. Por ejemplo, la suposición común de que divulgar la orientación sexual en el entorno social (en este caso, homosexual) es saludable, puede ser inexacta para los grupos de estatus más bajo.

Los estudios anteriores (Huebner, 2005) habían mostrado que los hombres gays y bisexuales que ocultan su orientación sexual sufren más problemas de salud física, en relación con los hombres que están «fuera del armario». En concreto, se encontró que la no divulgación de la orientación sexual de los homosexuales en el lugar de trabajo está asociada con la activación emocional y fisiológica,  en concreto una elevación del cortisol.

Según el estudio de McGarrity, estos efectos positivos de expresar la orientación sexual solamente estarían presentes en niveles socioeconómicos medios y altos, en el caso de personas homosexuales con bajos recursos, podría tener efectos negativos.

 

Bibliografía:

- Huebner, D.M. & Davis, M.C. ann. behav. med. (2005) 30: 260. doi:10.1207/s15324796abm3003_10
- McGarrity, L. A. (2014). Socioeconomic status as context for minority stress and health disparities among lesbian, gay, and bisexual individuals. Psychology of Sexual Orientation and Gender Diversity, 1(4), 383–397.
(*) Imagen cortesía de freedigitalphotos.net

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