El 76% de los españoles ha consumido alcohol en los últimos 12 meses, según los datos del Plan Nacional Sobre Drogas del Ministerio del Interior (2013). Según los últimos datos de la última Encuesta Nacional de Salud realizada por el Instituto Nacional de Estadística (I.N.E., 2013), el 38,3% de los españoles serían consumidores habituales de bebidas alcohólicas, el doble de hombres (52,3%) que de mujeres (24,9%). Un estudio publicado en 2012 por EAE Business School en 2012 indica que el consumo de alcohol en España sería de 108 litros de alcohol por habitante y año, lo que le situaría en la zona media a nivel mundial.
Para muchas personas, consumir alcohol es una forma de relajarse en un ambiente socialmente agradable. Sin embargo, para un porcentaje de estas persons, el consumo de alcohol se realiza de forma excesiva, poniendo en peligro tanto sus vidas como las de los demás.
¿Cuándo es un problema el consumo de alcohol?
El alcohol se considera una droga depresora del sistema nervioso central. El consumo ocasional y moderado de alcohol, generalmente no es un problema, salvo que existan contraindicaciones médicas específicas. No obstante, hay una escala que va aumentando, desde el consumo ocasional y moderado, que puede considerarse normal, hasta el abuso y dependencia del alcohol:

– Abuso del alcohol. Consiste en un consumo exagerado de alcohol, que conlleva problemas en la vida familiar y social de la persona: problemas en la escuela, en el trabajo, problemas de pareja, consecuencias legales (conducir bajo la influencia del alcohol). En este apartado se incluiría el consumo ocasional pero de forma abusiva, en exceso, por ejemplo, el consumo de alcohol que realizan los adolescentes y jóvenes en el llamado botellón.
– Alcoholismo. La diferencia fundamental entre el abuso del alcohol y el alcoholismo es la dependencia. En este segundo caso, la persona pierde el control sobre el consumo de alcohol. La dependencia del alcohol se caracteriza por la tolerancia (necesidad de aumentar la cantidad de alcohol ingerida en cada ocasión para lograr los mismos efectos) y el síndrome de abstinencia (síntomas que se presentan cuando se deja de beber después de haber estado consumiendo alcohol de forma excesiva: ansiedad, depresión, nauseas, sudoración, taquicardia, fiebre, temblores, alucinaciones –delirium tremens-).
Causas de los trastornos relacionados con el alcohol
Los problemas derivados del abuso del alcohol y el alcoholismos pueden tener diversas causas. Los factores psicológicos son importantes, pero también desempeña un papel importante la predisposición genética, así como factores fisiológicos y sociales:
– Factores psicológicos: impulsividad, baja autoestima, necesidad de aprobación, problemas emocionales.
– Factores sociales: entorno familiar (abuso físico o sexual), grupo de iguales, disponibilidad del alcohol.
– Factores genéticos: antecedentes familiares de problemas con el consumo de alcohol.
– Factores fisiológicos: dependencia del alcohol.
Consecuencias de los trastornos de consumo de alcohol
Los medios de comunicación se han hecho eco de diversos estudios que confirman que la ingesta de alcohol en pequeñas dosis no solo no resulta perjudicial, sino que puede ser beneficioso, reduciendo la mortalidad total. No obstante, el resultado final de dichos estudios es que los abstemios y los bebedores tienen un mayor riesgo de mortalidad, en comparación con los bebedores moderados. Esto quiere decir que los posibles beneficios para la salud relacionados con el consumo del alcohol, están vinculados a la moderación: más de dos bebidas al día excede las pautas recomendadas.
Según el DSM-IV-TR (Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales), los criterios para diagnosticar dependencia de sustancias, entre los que se incluye el alcohol, son un patrón desadaptativo de consumo de la sustancia que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativos, que incluye al menos tres elementos durante un mínimo de 12 meses. Entre estos elementos que acompañan el malestar, se encuentran la tolerancia, la abstinencia, tomar cada vez cantidades mayores de alcohol o durante un periodo de tiempo más largo, tener deseos de dejar de tomar alcohol y no conseguirlo, continuar tomando alcohol a pesar de los problemas que acarrea, etc.
Beneficios de terapia psicológica en los problemas relacionados con el alcohol
Los psicólogos con experiencia en el tratamiento de los problemas de alcoholismo pueden ayudar de muchas maneras, tanto con terapia individual para el bebedor como apoyo psicológico para las familias que se encuentran desestructuradas por el alcoholismo.
El primer paso consiste en evaluar los problemas que el alcoholismo está causando en el paciente, ver qué grado de dependencia del alcohol tiene la persona y analizar los problemas que experimenta. Esta evaluación inicial del alcoholismo guiará al terapeuta para encontrar el tratamiento que mejor se pueda adecuar a sus características. Cuanto antes se ponga en manos de un psicólogo una persona que tiene problemas con el alcohol, las posibilidades de recuperación serán más altas.
Además del alcoholismo en sí, las personas con dependencia al alcohol pueden experimentar otros trastornos psicológicos asociados, como ansiedad y depresión. También son frecuentes los problemas familiares, especialmente con la pareja. El psicólogo puede ayudar tanto al bebedor como a su pareja, a reforzar las estructuras dañadas, y en caso necesario, derivar o complementar la terapia con otros profesionales, como grupos de autoayuda.
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Fuentes:
http://www.apa.org/centrodeapoyo/alcohol.aspx
http://www.nlm.nih.gov
(1) Imagen cortesía de freedigitalphotos.net